El deseo es tuyo y solamente tuyo


—Antes de hablar acerca del tiempo correcto, quiero que escuches con atención lo que voy a decirte, lo cual es algo que determina el éxito o el fracaso de conseguir que un deseo se haga realidad, el que no se logren los objetivos propuestos, y no por las acciones de otros, como visto, sino por el deseo y acciones de uno mismo —Mencionó el Maestro. 

—Entiendo Maestro —mencioné —. Pondré toda la atención a sus palabras.

—Debes entender que cuando se desea algo el deseo es único de aquella persona que lo generó, es decir, si alguien quiere conseguir algo debe llevar a cabo las acciones necesarias para conseguirlo, solamente la persona que lo generó y de nadie más en principio.

—Comprendo Maestro, me queda claro —mencioné —, cuando queremos lograr algo solamente nosotros mismos somos los creadores de ese deseo por lo tanto debemos cada quien buscar por medio de nuestras acciones que se cumpla ese deseo en una realidad.

—Si se parte de un deseo dentro del cual no tenemos los medios ya sean por capacidad física o mental o por cuestiones monetarias, dado el caso, lo que se estaría provocando al buscar las acciones que conlleven a cumplir ese deseo es que busquemos “ayuda”, el “apoyo” de otras personas (para lograr ese deseo que llamaré irreal) y esto es el comenzar con el pie izquierdo dado que estamos consciente o inconscientemente dando inicio al afectar a otras piezas dentro del tablero, incluso hasta ponerlas en “jaque” y eso posteriormente traerá consecuencias dada la base de causa y efecto —.Mencionó el Maestro.

En efecto, en el transcurso de la vida ¿cuántas veces nos vemos orillados a realizar algo, quizá de mala gana o en ocasiones de buena fe, a petición de alguien que viendo su situación ya sea física, mental o de recursos nos sentimos obligados o con la sensación de tenerlo que hacer dejando de lado aunque sea por un corto tiempo nuestro enfoque hacia lo que nosotros mismos queremos? Quizá lo llevemos a cabo por “lástima”, por “humanidad” como muchos le llamarían o como “una buena acción del día”.

—Por ejemplo — dijo el Maestro —, si una persona desea conformar un jardín considerando que esta persona no cuenta con la capacidad física para poder plantar, regar, podar o cortar,… en sí darle el mantenimiento que conlleva en tiempo y forma, claro es que en corto tiempo el deseo original se convertirá en una especie de “carga” para la misma persona y no en un deseo con resultados satisfactorios, originando una muy probable sensación de “pesar” o cierto sentido de “sufrimiento” e incluso de “frustración” cada vez que lo tenga que hacer. Eso sí, cumple su deseo de tener su jardín, que en cierta forma se ha convertido más que en un placer de logro en una actividad cansada, pesada que conduce a cierto agobio, poco a poco, al ver con el paso del tiempo que sus acciones para tal fin requieren el esfuerzo que su situación física no le favorece y por ende el propio jardín, su propio deseo, lo comienza a sobre pasar por ejemplo comienza a crecer el césped al igual que las ramas de los árboles sin poder darle el mantenimiento que conlleva. No obstante a esto, sigue aferrada a la idea de tener su jardín, ¿qué sucederá?

—Bueno, lo más lógico es que busque ayuda a alguien más con la finalidad de que le ayuden a dar el mantenimiento necesario a su jardín —. Respondí.

— ¡Correcto! —Respondió el Maestro —Lo has dicho tal cual, es AYUDA A SU JARDIN, A SU DESEO, a su creación y no a la de los demás. Esto a su vez genera en aquellas personas que se prestan para servirle ayuda un sentido de obligación de manera creciente cuando se va dando de manera reiterada o en ciertos períodos de tiempo lo que conlleva a molestia por ejemplo, que como dicho, quizá la primera vez o primeras veces se prestó ayuda por un sentido de buena fe sin embargo poco a poco se va convirtiendo de igual manera, que para el que originó aquel deseo, en una especie de “obligación”, de “molestia”.

—Comprendo Maestro —. Mencioné.

—Ahora bien, aquellas personas que han prestado ayuda de manera reiterada, sin importar si es frecuente o periódica, para el jardín de aquella persona han colaborado con las acciones mismas para tal fin, es decir, han puesto su tiempo, su esfuerzo y dedicación (ya sea de buena o de mala gana) al respecto, dejando además parte de su tiempo en tal fin, por mucho o poco que sea el tiempo dedicado simple y sencillamente lo han dado.

—Claro Maestro —mencioné —, no solamente es el esfuerzo y dedicación, el desgaste mismo, que conllevan las acciones necesarias del fin sino también el tiempo, que pudiera ser un tiempo que bien podrían darse para leer, tiempo para descansar, tiempo para dormir, tiempo para planear algo, en fin varias formas de en que lo podrían ocupar lo que depende de cada quien claro está y el cómo lo ocupen es su propio DESEO. Hasta la persona que originó el deseo del jardín, que al ver la ayuda que recibe de otros podría ocupar ese tiempo en tan solo pensar en otras cosas.

—Eso es no es todo y—prosiguió el Maestro —, siguiendo con el ejemplo, dado que los “ayudantes del deseo” han puesto de su parte tanto tiempo, como esfuerzo y dedicación en la finalidad de aquella persona consideran el poder opinar dando origen a posibles deseos dentro del deseo de aquella persona.

Es algo real por completo, cuando una persona entra a laborar en el trabajo que sea, lo hace por una remuneración, por recibir algo a cambio de sus servicios laborales, dado que como dicho la persona proporciona tanto su tiempo, como su esfuerzo y dedicación en sus labores dado que no se trata de brindarle “ayuda” a la empresa por tiempo ilimitado, frecuente o periódico. Al menos yo no conozco a nadie que labore en algún lugar solamente y sencillamente por un sentimiento de buena fe hacia la empresa sin recibir nada a cambio. También es cierto que, por lo regular, al estar laborando en el trabajo que sea se busca o se buscará el recibir una mejor remuneración con el paso del tiempo lo que involucra el buscar el crecimiento mismo dentro de aquel trabajo, lo cual se convierte poco a poco en un deseo y para ello se proponen proyectos, iniciativas, dar buenos resultados dentro de las funciones y responsabilidades.

—Entonces llega el momento en el cual una o algunas de aquellas personas “ayudantes del deseo”, que recalco no reciben nada a cambio y ya lo ven como una molesta obligación, le hacen mención al creador del jardín que sería conveniente el colocar cierto tipo de planta para que se vea mejor o por ejemplo el retirar algunos matorrales que desde su punto de vista se ven mal y reciben como respuesta una reprimenda enérgica o la mención referente a que simple y sencillamente eso no lo acepta dado que se trata de SU JARDIN, ¿qué crees que suceda?...

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Aquí se omite texto de la publicación completa

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Libro como hojas en el viento en la luz y en la oscuridad




Mauricio g Borrego
Autor